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  • lucidez041

Más allá de lo normativo

Actualizado: 19 may 2021

Qué difícil es hablar de sexo. Tabúes, estigmatizaciones, amplias posibilidades de rechazo, especialmente si los límites de la normatividad son atravesados. Ahora, si se cruza la línea de lo que se cree netamente humano, la percepción de anormalidad aumentará aún más.


El sexo, los fetiches y los juegos entre parejas son una práctica bastante amplia que continúa siendo poco abordada por miedo al rechazo o por los estigmas que le otorgan una percepción negativa. La sexología va más allá de una terapia que intenta mejorar la vida sexual de una persona o de una pareja y, por su parte, los fetiches son una parafilia que explora nuevas maneras de sentir placer sexual.

En conversación con la doctora Consuelo López Gómez, máster en terapia de pareja y sexología, se especificó que los fetiches son gustos particulares frente a un objeto inanimado que genera un mayor nivel de excitación y de placer. También es una inclinación específica en la que se genera un mayor nivel de deseo, considerada una práctica inofensiva siempre y cuando no genere un grado de malestar, ya sea en las personas que la practican o en sus parejas sexuales.

La sexóloga mencionó que un fetiche inofensivo es cuando la persona siente excitación con un poster de un famoso y ese comportamiento no afecta a los involucrados en su contexto. Si las personas se sienten a gusto y no genera ningún tipo de afectación, no hay ningún problema. En búsqueda de la seguridad, se han creado comunidades que comparten estos gustos y se reúnen en un ambiente que no afecte a otros, pero diferente es el caso en el que alguien tiene fetiches relacionados con objetos cortopunzantes, generando un riesgo hacia las otras personas involucradas; es allí cuando se requiere un tratamiento y una intervención médica, debido a que estas conductas podrían interpretarse como actos delictivos.


Fetiches, un tipo de parafilia


La doctora Consuelo también nos habló acerca de las parafilias, que son otro modo de hábito sexual. Las personas que tienen estas tendencias sexuales no sienten pena o molestia; por el contrario, experimentan un alto grado de placer ante estas prácticas. Es importante resaltar que en la sexualidad es erróneo hablar de normalidad, ya que cada persona tiene diferentes experiencias y sensaciones, generando comportamientos que a algunos les generan placer y a otros no.


En consecuencia, hay quienes deciden formar grupos para disfrutar de estos comportamientos en espacios que les producen seguridad, con quienes tienen fetiches similares. Sin embargo, existen límites en las parafilias, que se dan cuando se genera un daño en la comunidad, como los pedófilos. En estos casos se considera que una persona necesita tratamiento profesional, pues le harían daño a otro ser.



Una perspectiva clínica


Carlos Isaza, psicólogo clínico, considera que la atención médica profesional consiste en hacer un buen proceso de evaluación, entendiendo cómo funciona el problema e identificado sus causas, para después diseñar una intervención con técnicas que estén validadas, evidenciadas empíricamente, comprobando así que aquellos estudios en esta patología. La psicología clínica es un proceso de acompañamiento que busca mejorar la calidad sexual y emocional de la persona a tratar y prevenir consecuencias legales sobre el individuo.

Isaza también brinda otra perspectiva sobre los fetiches y las parafilias, ya que estos son tratados por la psicología clínica, rama encargada de evaluar, analizar y diseñar protocolos de intervención y tratamiento ante cualquier afectación que pueda interferir con un adecuado proceso en sentido de bienestar y salud mental. Por estas razones es usual que en la psicología clínica se realicen abordajes de cualquier tipo de afectación sexual.


Las parafilias, en este campo, forman parte de un grupo de afectaciones sexuales , un patrón de comportamiento recurrente en el que se utilizan algunas estrategias que buscan hacer eficaz el comportamiento sexual. Dicha práctica se basa en el uso de objetos no animados, no humanos y acciones no consensuadas.

Los fetiches que, como se mencionó anteriormente, forman parte de las parafilias, son diversos y los más frecuentes se asocian con prendas de vestir como camisas, corbatas, pantis, pañuelos, medias, sostenes, etc. El fetichista encuentra más excitantes estos objetos cuando otras personas los llevan puestos. Estos comportamientos son más recurrentes en comunidades aisladas de las prácticas habituales en la sociedad.


Tabúes dentro de los tabúes


Existe una parafilia inusual llamada ursusagalamatofilia, que consiste en que la personas interpreta un rol de animal a través de disfraces y de sus comportamientos a la hora de tener relaciones sexuales. Esta parafilia también ocurre cuando una persona presenta un mayor grado de excitación con el uso de juguetes sexuales representativos haciendo alusión a animales.


La doctora Consuelo comentó que las personas con esta preferencia encuentran en esta parafilia una forma de liberación y de sentirse cómodos, ya que experimentan el mayor grado de placer, cosa que quizá no llegan a sentir en un acto sexual tradicional.


Para algunas personas, la socialización de un fetiche es un proceso complejo, por diversas razones, una de ellas es el miedo al rechazo. Esto plantea una inquietud: ¿cómo le cuento a mi pareja sobre un fetiche o fantasía sexual que yo tenga? Ambos profesionales coincidieron en que los encuentros sexuales deben tener como parte esencial una comunicación asertiva, buscando lograr una buena dinámica en el acto; sin embargo, también enfatizaron en que es preferible hacer saber de estos fetiches a una persona con quien se tiene un vínculo en el que exista una mayor confianza.


Parafilias en Colombia, una práctica oculta


En Colombia, la sexualidad sigue siendo tabú. La población, en general, tiene complicaciones para abordar este tema desde un espacio libre de prejuicios o estigmatizaciones. Más difícil es acudir a terapia para tratar temas que estén relacionados con la sexualidad. La Doctora Consuelo considera que en Colombia se ha abierto el diálogo sobre temas sexuales, pero , aún hace falta avanzar en el tópico, generando que las personas tengan mayor disposición a buscar ayuda profesional cuando se tenga un malestar sexual significativo y en un periodo preventivo de posibles implicaciones legales o cuando su entorno pueda verse afectado.


Por su parte, el doctor Isaza concuerda con que encontrar personas en Colombia con un comportamiento parafílico no es común, debido a que hablar de esos temas aún es un tabú. También expone las dificultades que tienen las personas al acudir a terapias psicológicas, debido a que el entorno intenta negar y reducir la relevancia de las emociones en la vida de las personas, especialmente con temas de comportamiento sexual, ya que existe un estándar entre lo que es normal y lo que no, por lo cual aquello que está aislado de los cánones típicos se percibe como anormal.


Finalmente, es necesario eliminar el tabú que recae sobre el sexo. Se debe evitar tratar la sexualidad desde un sesgo cultural o moral y, por el contrario, es necesario mostrar su integralidad y naturalidad, que incita a eliminar ciertos prejuicios o estigmatizaciones. Además, es apropiado mantener una postura abierta frente a la diversidad sexual ya que, como lo comentaba el doctor Isaza, ninguna sexualidad debe vivirse bajo parámetros establecidos, siempre y cuando, no se afecten a otros individuos.


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